Saturday, September 4, 2021

¿POR QUE LOS CLÉRIGOS DE LA IGLESIA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL DE SATANÁS NO PUEDEN CURAR A LOS ENFERMOS, RESUCITAR A LOS MUERTOS, PURICAR LEPROSOS, Y EXPULSAR DEMONIOS?

¿POR QUE LOS CLÉRIGOS DE LA IGLESIA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL DE SATANÁS NO PUEDEN CURAR A LOS ENFERMOS, RESUCITAR A LOS MUERTOS, PURICAR LEPROSOS, Y EXPULSAR DEMONIOS?

Anteriormente hemos disertado sobre este asunto pero para responder las inquietudes de muchos fieles que no son de nuestra Prelatura haremos la siguiente aclaracion sobre la siguiente pericopa. 

El Señor "llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis»" (Mt X:1-8). 

Jesucristo llama a todos sus apóstoles pero el poder que les confiere en su misión le es quitado a Judas el Iscariote porque éste peca contra Cristo cuando lo entrega al sanedrín para que se cumpla la Pasion de Nuestro Señor. La misión que les confiere Jesus es específica: 
  1. «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos». Es decir, no sean como los gentiles ni como samaritanos. No lleven una vida como el mundo, no esten en el mundo. Sin embargo, todos los fieles con sus propios ojos ven que sus curas poseen extensas propiedades, vehículos de alta gama, visten joyas y ropa y calzado de marca, se dan buenos banquetes, pasan regias vacaciones en el extranjero, y manejan dinero a su antojo. 
  2. «Dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Esto es, que dirijan su atención a los pecadores, el objetivo de la misión que les encomienda debe ser dirigida a salvar almas. Sin embargo, los curitas se dirigen a quienes mas les interesa. Ustedes mismos los ven rodeados de gente adinerada y de renombre, mientras que si ustedes van a buscarlos deben sacar cita y esperar que se les antojen atenderles, o les imponen un horario de atención. 
  3. «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca». Ustedes son testigos que los curitas proclaman a beneficio suyo y no salvan almas sino que las hunden para llevarlas al infierno. 
  4. «Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios». Si desobedecen, no pueden. Si llevan una formación errada, no pueden. Si no son de Dios, no pueden ni tienen el poder que solamente Nuestro Señor Jesucristo les confiere. Desde el inicio de la Gran Apostasía en el antipapa de Juan XXIII los novicios y seminaristas se forman en el error, es decir que desoyen la Voz de Dios, y no cumpliendo con la Divina Voluntad incumplen con el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. Podrán “ordenarse” pero no han recibido las Sagradas Órdenes, porque al haber dejado de estudiar las materias que muchas de las comunidades tradicionales, en nuestro caso, los de la Orden de los Tridentinos, seguimos porque ello viene desde antiguo, a ellos simplemente no les interesa llevar cursos de formación. Mas aun, en noviciados y seminarios se fomenta las relaciones sexuales y todo lo vanal y material, y nada espiritual. En el caso específico de la Pandemia de COVID-19, en lugar de curar a los enfermos y resucitar a los muertos, cerraron todos los templos y conventos, para darse unas buenas vacaciones con el dinero de los fieles. Se gastaron todo el dinero y como ven que no tienen ingresos por cobro de misas, de estudios en colegios y universidades, ahora negocian con la enfermedad: cobrando por el oxígeno medicinal al pueblo, subiendo las tarifas de las clínicas, colegios, universidades y hasta los cementerios. 
  5. Y aquí viene que incumplen totalmente lo de «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis» sino que le pasan factura a los fieles. 
Quienes acuden a nuestros retiros por primera vez y los neófitos que participan en las actividades prelaturales notan a primera vista que los tridentinos no somos como aquellos curitas, no solo porque vestimos con pobreza y humildad sotana, sino que decimos las cosas tal y como son, sin ocultarles nada, tal y como Cristo lo haría. 

Muchos son testigos de cargo cuando salimos a ver enfermos, y dar alimentos, o llevar los sacramentos a quienes lo necesitan. Y siguiendo los ritos tradicionales pedimos y bendecimos los lugares, los alimentos y los hogares portando a Nuestro Señor a todo lugar. Jesus dijo: "«Yo soy la resurrección. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»" (Jn XI:25-26). Ellos no creen. No llevan al Señor. Les da flojera. 
Peor si tienen una urgencia para hacer un exorcismo, les da miedo. ¿Miedo de que? Si ellos le sirven a Satanás. 

No cumplen con la misión que Nuestro Señor Jesucristo les encomendó, porque no son sacerdotes debidamente formados y ordenados, son toda una farsa menos sacerdotes. Y curas tampoco son. Porque el párroco se debe a su feligresía de quien es cura de almas, y no cobrador por los servicios que gratis debe ofrecer y dar. 

Por todas estas razones, Nuestro Señor Jesucristo ya los condenó al infierno: 
"Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! 
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!" ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: "Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado." ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él. 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura! 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. 
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!" Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres! 
¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna? Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad, para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar. Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación. 
¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»" (Mt XXIII:1-39).

Escrito por el R.P. Luis Tello, O.T.