¿Por qué las capillas y oratorios de nuestra Prelatura están intramuros y protegidas del exterior? ¿Por qué el público no puede ingresar y asistir a las celebraciones litúrgicas en las capillas y oratorios de nuestra Prelatura? ¿Por qué no todos pueden ser miembros de nuestra Prelatura?
Para ser admitido como candidato, perseverar en la correcta vida cristiana como alma víctima, y mucho más luego ingresar a la Prelatura se ciñe un camino largo de de oración, penitencia, buenas obras, y estricto cumplimiento de la Única y Verdadera Fe de Cristo, Vivir en Cristo, Morir en Cristo.
Aquí nadie ni clérigo ni seglar, pasa por agua caliente para ingresar a un club. Esto no es el Opus Dei ni la Compañia de Jesús, ni el Sodalicio de Vida Anticristiana, ni los franciscanos, ni los dominicos ni los carmelitas, ni siquiera los disque Heraldos del Antievangelio.
Tanto en la Orden de los Tridentinos como en la Milicia de los Soldados de Cristo y María, todos sin excepción vivimos en comunidad o retirados de la comunidad intramuros. Vivimos como lo quiso Nuestro Señor Jesucristo y como Nuestra Señora, la siempre Virgen María: en el silencio de la Iglesia de las catacumbas, dentro del misterio de la Sagrada Eucaristía, Cristo Vivo, en Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad, y vivimos en el combate cotidiano contra la Gran Apostasía que precede al reino terrenal del Anticristo en el Fin de los tiempos, nos preparamos para vertir nuestra sangre en el santo martirio de la batalla contra Satanás, hasta la Parusía.
Eso no lo entienden ni lo viven los falsos católicos que solo finjen serle fiel a Cristo y María.
Quien no se convierte no será salvo, y es por eso, que ningún excomulgado y apóstata será redimido ni obtendrá misericordia pues irán directo al fondo del infierno, el lugar en donde pasarán la eternidad a su gusto.
Ustedes quedense entre viladores, genocidas, corruptos, pecadores que gustan pecar.
Insensatos, en vano tocáis la puerta cuando Cristo ya ha ordenado no abrirla ni haceros pasar al banquete. (Cf. Mateo 22 y 25).
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